La fisura palatina es uno de los problemas faciales congénitos más frecuentes, consiste en una fisura o separación del labio superior del bebé y es debido a un desarrollo incompleto del embrión. Esta fisura puede afectar exclusivamente al labio superior, afectar exclusivamente al paladar (conectando la boca del bebé con la cabidad nasal); o afectar a ambas estructuras.
Estas malformaciones afectan directamente a las capacidades del futuro bebé:
- Problemas de alimentación: la aparición de un conducto que conecta la boca con la cavidad nasal dificulta la ingesta de líquidos como la lecha materna.
- Problemas auditivos: pérdida de audición debido a la acumulación de líquido en el oído o posibles infecciones.
- Problemas de habla: los músculos del paladar blando son muy importantes para la generación de ciertos sueños. La aparición de una fisura desvía el aire hacia la nariz en el momento de producir ciertos dones impidiendo la correcta ejecución de los mismos.
- Problemas dentales: la malformación del labio y paladar afecta a la estructura de la dentadura, desde la desviación de las piezas dentales, su caída o la creación de dientes adicionales o más pequeñas de lo habitual.
- Problemas estéticos
- Problemas psicológicos
- Alteración del crecimiento del maxilar superior.
Causas y síntomas
Muchas veces es difícil determinar los motivos por los cuales el labio o el paladar del bebé no se desarrollan adecuadamente durante la gestión. A pesar de todo, sí que se conoce que hay ciertos factores que pueden aumentar la probabilidad de sufrir esta malformación como la predisposición genética, la exposición a ciertas sustancias durante el embarazo como el tabaco y el alcohol, la obesidad durante el embarazo, la raza (más común entre niños indios, americanos o asiáticos) y el sexo (más habitual en hombres que en mujeres).
La cirugía de la fisura labiopalatina
En la mayor parte de los casos, una serie de operaciones pueden corregir completamente las dos fisuras, devolver a la normalidad funcional del bebé y conseguir un aspecto más normal con una cicatriz mínima. Estas malformaciones son corregidas cuando el bebé es aún un niño de entre tres y seis meses en el caso de la fisura del labio y alrededor de nueve meses en los casos de la fisura palatina.